sábado, 15 de enero de 2011

De película

Soy suscriptor de la revista Wired.  Lo digo con orgullo, como si fuera miembro de alguna logia, élite o algo así.  Desde que felizmente me la encontré en una de esas librerías de aeropuerto haciendo escala en Miami, pocas veces me la perdí.

La revista se enfoca en temas de vanguardia, en cómo la tecnología influye en la cultura, la economía y la política.  Esto hace que sea una selección ecléctica de un mundo en movimiento: Conceptos como el outsourcing, la cultura wikipedia, las redes sociales, o cambios de paradigma como el surgimiento del modelo "Long tail" -estrategia comercial "de nicho" en donde se venden gran cantidad de artículos únicos en cantidades relativamente pequeñas- en contraposición al modelo tradicional del "big-hit" -vender pocos artículos populares, en venta masiva-.

Gracias a Wired conocí al Prius, el auto híbrido de Toyota, mucho antes de tener la oportunidad de manejarlo hace un año -evidentemente entusiasmado- en un vecindario suburbano de Nueva Jersey.  Otros temas: la influencia del fusil AK-47 en el mundo, la vida de los habitantes de un abandonado pueblo minero de Oklahoma, la búsqueda de la vacuna anti-stress, de cómo funciona Pixar o de la evolución de las bombas talibanes en Afganistán.  También conocí de la penetración de la cultura del Manga japonés, mientras era testigo de primera mano a través de la experiencia de mi hermano menor, ahora Otaku y Cosplayer.

Hay también temas francamente pintorescos, como el de "La Burbuja Zombie": de cómo las películas de zombies reflejan el consumismo sin sentido -mindless- y por tanto, la teórica interrelación entre ellas y los tiempos de bonanza económica -lo cual, mediante la medición del índice Dow Jones y las películas y series de zombies de 1968 al 2010, comprueba ser falso-.  O una página con las últimas pistolas de agua en el mercado.

Y qué decir de la ficticia "Universidad Wired" con la siguiente nota para el "curso" de Diplomacia Post-Estado: "¿Quiere saber quién determina su libertad de expresión, comercio, asociación y privacidad? No busque en la Constitución.  En su lugar, busque en Apple, Facebook, Google, Verizon, y otras compañías que son quienes ahora establecen los límites que definen la vida civil"...

En fin, una fuente inagotable de referencias y de novedad.  Herramientas para entender el mundo en que vivimos y también hacia el que vamos.  Y es ahí a donde quiero llegar.  Durante muchas lecturas, no podía evitar esa sensación de ser simplemente un espectador, pues pocas veces podía experimentar o ser protagonista de lo que ahí se publicaba.  Hace una semana, finalmente, llegué al futuro.  Y el futuro no tiene fricción, es etéreo.

Me explico:  Durante los días anteriores a la Navidad pasada, anduve en búsqueda de un Blu-ray player.  Considerando la pobre oferta de películas del cable básico y mi gusto por el cine -favoreciendo generalmente las buenas historias sobre las películas de soso entretenimiento, no digamos la mayoría de comedias gringas-; me quería regalar ese pequeño lujo de disfrutarlas en televisión, en lugar de la pequeña pantalla de mi laptop.

Los precios de los artículos electrónicos son obviamente más favorables aquí y llegué a encontrar una oferta de un Blu-ray por $90.00.  Un precio tan bueno que el día que llegué ilusionado al almacén ya no había existencias y no volvieron a tenerlas.  Así que un tanto frustrado volví a casa con las manos vacías.

Recordé sin embargo haber leído en una Wired de hace unos cuantos meses -y en los periódicos recientes- de Netflix.  Esta es una companía que comenzó en 1999 ofreciendo suscripciones a un servicio que por una cuota mensual fija, se puede alquilar una cantidad ilimitada de películas por DVD que son enviadas por el correo "hasta la puerta de su casa".  Qué conveniencia...  ya se ve porqué Blockbuster languidece y se extingue progresivamente.  ¿Qué sentido tiene salir de casa cuando se pueden recibir las películas por el correo?

La cosa se pone aún mejor pues hace ya algún tiempo, Netflix comenzó a prestar el servicio de "streaming": por medio del internet, las películas se reproducen directa e inmediatamente en un reproductor compatible, no hay necesidad de esperar a que bajen.  Igual que con un DVD o Blu-ray player se pueden pausar, retroceder o adelantar.  Incluso se puede pausar la película que se está viendo en la computadora y terminar de verla después en la tele, por ejemplo.  Qué maravilla!

Una vez el dispositivo -computadora, TV, Blu-ray player, Xbox, Wii o PS3- sea compatible con Netflix, se puede ver la película, documental o serie sin problemas.  Hablando de conveniencia...  La suscripción cuesta $8.00 mensuales y el único límite es el catálogo que tienen.  Considerando que la conexión de internet en mi casa a seis megabits es bastante rápida -fue algo de lo cual el dueño se jactó cuando me mostró la suite en mayo- y que el primer mes de prueba es gratis, fue una oferta que no pude rechazar.

La primera película que vi la escogí con cuidado, emocionado con el ritual de atravesar una nueva frontera; y no me defraudó: "Reservoir Dogs".  ¡Qué manera de contar una historia!  Violenta y cruda, personajes con nombres como "Mr. Pink" y "Mr. White", el diálogo sobre dar propinas o la escena de la oreja, una joya en la que ya se intuyen Pulp Fiction y Kill Bill, que vendrían después.  Recomendada para quienes gustan del trabajo de Tarantino.

Después durante la semana vería en cuatro capítulos, una documental de viaje por el Sahara -que no se todavía cómo, pero quiero que sea mi próxima aventura, después de la visita "obligada" a Guatemala, claro-.  Y por último, Brother's Keeper, documental del juicio a Delbert Ward, un granjero anciano y semianalfabeta de sesenta y tantos años que vivía junto a sus tres hermanos, también mayores, aislado de la sociedad.  Esto hasta la muerte de uno de ellos, William, de la que es acusado.

Ha sido una excelente oportunidad de conocer nuevas historias y de emocionarme con nuevos proyectos de viaje.  Y principalmente, una manera de experimentar de primera mano estos cambios de paradigmas de los que hablaba al principio.  Aún cuando en Guatemala ver películas es tan barato como pagar Q5.00 ($0.63) por una copia pirata, durante los últimos años me resistí a acumular discos en casa.  Sabía que ya no tenía sentido hacerlo, pues el esquema cambiaría pronto: ver la película que quiera en el momento que quiera.  La eterna promesa de libertad.  Como mosca a la miel, no pueden prometerme nada mejor.

A propósito, recuerdo otro artículo que mencionaba ese cambio de la cultura de "ser dueño" a la de "alquilar".  El ejemplo estaba relacionado con el ser propietario de una casa.  A diferencia de ser dueño de una casa, al alquilar se tiene una mayor libertad de movimiento y se evitan los gastos de mantenimiento o renovación.  Y considerando que según las noticias locales, el precio promedio de una casa en Vancouver es de C$ 1 millón, la cuestión tiende a aliviarme.

Lo mismo pasa con otras propiedades, como los autos:  aquí están los Zip-car, el concepto de pagar una membresía y poder utilizar una flotilla de autos localizados en lugares cercanos a estaciones del metro por un tiempo definido.  Y comienzan a surgir websites especializados en contactar dueños de cosas (podadoras, aspiradoras, herramientas) con personas que las necesitan utilizar.  La idea es dejar de acumular cosas y en cambio pagar por utilizarlas.

Así que la suscripción a Netflix ha sido para mí una manera de sentirme dentro de ese mundo que sólo leía en una revista.  En cierta forma estoy alcanzando el futuro, que incluye un cambio de paradigmas.  O quizás al contrario, el cambio de paradigmas me acerca un poco más al futuro.  Quién sabe.

4 comentarios:

  1. Excelente publicación Paco! Por cierto anoche vimos Incepcion en Blu-ray con la vira, le encanto y dice que la quiere ver otra vez. :)

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  2. Gracias! Cabal eso pensé ayer, si ya habían usado el Blu-ray... y con Inception qué lujo! Ahi buscan Reservoir Dogs, les va a gustar :)

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  3. Pancho, me recuerdo de tu revista..... no puedo olvidar tus días de espera a que llegara.....

    Y nosotros estamos algo así como tu, solo que con Itunes, igual alquilamos películas y las vemos o en la compu o en la tele.... y si que es una maravilla.... se prefiere pagar por alquilar una película que juntar mil CD`s piratas.....que a parte algunos son rechafas... jajajaj

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  4. Vos Vivi, se me había olvidado lo de "Ya vino mi revista?" Jajajaja! Tiempos aquellos...

    Mejor el streaming por el internet verdad? :) Y pensar que hace mucho tiempo por ahí leí o alguien dijo que tener internet iba a ser como tener electricidad o agua y yo creí que exageraba... Saludos Vivi, un abrazo

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