miércoles, 30 de junio de 2010

El Ciego

Ayer almorcé lasaña.  Decidí comer en ese restaurante, Ragazzi Pizza, que queda a dos esquinas de mi casa y que había visto por el internet y cuando salgo a correr.  En estos tiempos mundialistas, el partido de medio día termina aquí a las 13:30, así que luego salí para allá.

Lo malo fue la espera.  Al pedir mi plato, la señorita amablemente me informa "It will take approximately 15-20 minutes...".  Y yo con un hambre!  Bueno, a hacerle ganas.  Por lo menos la lasaña estará buena porque la cocinarán ahí mismo, no es congelada, recalentada o algo así.

Al final de cuentas, mi almuerzo estuvo muy rico.  Todavía me truena la tripa ahora que recuerdo la porción tan generosa (casi que un ladrillo), con los panitos esos triangulares, uno en cada extremo.  Deliciosa.  Luego de almorzar salí del restaurante y como no tenía ningún plan, me senté a leer mi libro en una banca en la acera, que estaba recibiendo bastante sol y que mira hacia la 22nd Avenue, una calle al sur de mi casa.

Después de un rato no se por qué levanté la mirada y vi un ciego caminando del otro lado de la calle.  Me robó la atención de inmediato.  Me puse a ver la forma en que manejaba su bastón, moviéndolo alternativamente de un lado a otro mientras avanzaba.  En eso se desvió un poco a la izquierda y por un momento pensé que iba a bajar peligrosamente a la calle, pero cabal percibió el bordillo con el bastón.  Lo dirigió entonces hacia el otro lado, ahora sintió la grama y finalmente encontró el concreto de la acera para retomar su rumbo.

Mientras, yo me preguntaba: ¿Cómo será eso de estar ciego?  De vivir diariamente en un mundo que se guía por imágenes, por luces y sombras, y que uno no es capaz de distinguir...  Saber que no está uno "diseñado" para ese mundo... Debe ser tenebroso.  O tiniebloso, mejor dicho.  Estar en un mundo desconocido, en el que las cosas se perciben muy distintas a como lo percibimos nosotros, la gente "normal".

Pero al final, ¿Qué es lo "normal"?  ¿Y no será que somos nosotros los anormales y que el mundo debería percibirse por el tacto, oído y olfato, nada mas?  Luego me pregunté si tendría los huevos de vendarme los ojos y salir a la calle durante un día, haciéndola de ciego; tratando de experimentar esa realidad.  Un mundo de percepciones distintas, "ver" el mundo de otra forma.  Lo haría, pero acompañado.  Quien sabe.

O qué tal por lo menos hacerlo en casa?  Levantarse, ir al baño (no creo que haya problema para eso, todos sabemos dónde tenemos nuestras cositas...), desayunar, bañarse, cepillarse, vestirse, hacer esas cosas tan básicas que todos hacemos diariamente.  Pero sin ver.  Debe ser un ejercicio mental respetable.

El ciego llegó cerca de la parada del bus (Ah, a ver cómo hace para reconocerla, pensé) y se paró un poco más adelante.  Esperaba que debido a su ceguera, estuviese utilizando otros sentidos que entiendo se maximizan en esa condición (el oído, principalmente, el olfato a lo mejor) para manejarse de manera eficiente.  Pero se quedó ahí, parado como a dos metros de donde debería estar.

No aguanté mas.  Me levanté, caminé hacia la esquina, crucé la calle y me dirigí a donde estaba.

- Are you waiting for the bus to come?
- Yes, is this the bus stop for the 25 line?
- Yes sir, I am taking it too.  I will tell you when it comes. -Mentí.
- Oh, thank you sir!

Me encontré interesado en esta persona, se me presentaba la oportunidad de conocerlo de alguna manera.  A lo mejor podría ayudarme a perfilar un personaje para una historia, o algo así.  Talvez era solo para espantar mi aburrimiento mental.  Pensé entonces que mi ayuda era interesada; esperaba algo a cambio.  Mi mamá no estaría orgullosa de mí hoy.

- May I ask you a question, sir?
- Well, sure you can.  -Respondió.
- Were you born blind, or was it something that happened afterwards? -Pregunté descaradamente.

Volteó el rostro hacia donde escuchaba mi voz (como si pudiera ver) y respondió, siempre en inglés:

- Me volví ciego cuando tenía veinte años... Ahora tengo cuarenta y dos.
- Y qué le pasó?
- Un accidente...
- Ah, lo siento.  Pero, ¿Y cómo es ese cambio?  Digo, ¿Su adaptación, fue difícil? -Francamente, me estaba poniendo impertinente.
- Bueno, si.  Es muy difícil al principio.  Extrañas todo lo que veías antes, la gente, los lugares, los colores, todo.  Estás en un mundo nuevo, y tienes que comenzar a confiar en tus otras habilidades, en tu instinto.  En los otros sentidos que tienes.  Maximizas otras capacidades.
- Claro, entiendo...
- Uno no entiende la capacidad de adaptación que tenemos, hasta que se enfrenta a algo así.  El ser humano es una máquina maravillosa, eficiente.
- Pero ¿Sabes qué es algo que sí extraño?
- ...
- El silencio.
- ¿¿El...  silencio?? -pregunté extrañado.
- Sí, el silencio.  Desde que estoy ciego, no dejo de oír.  Oigo cualquier ruido, por minúsculo que sea.  Debo poner atención a cualquier cosa, a todas las cosas.  Y mi cabeza entonces no para de hablar.
- Qué ironía!  -pensé- Creí que extrañaba la luz o algo así.
- Es irónico.  Así es.

En eso llega la 25 a la parada.  Ni la vi.  Me pregunta:

- Is this the bus?
- Yes, this is it! -Respondo sorprendido.

Le tomo el brazo y sube al bus sin problemas, siempre con su bastón de guía.

- Okay, thank you for your help!

Comienzo a caminar de vuelta a casa.  Insatisfecho.  No pude conseguir mi historia.  Porque la verdad es que cuando le pregunté al principio, si estaba esperando bus, sólo me respondió que no.  Y a continuación se sacó una cajetilla de cigarros de la bolsa de la camisa mientras yo me alejaba, sin que se me ocurriera otra forma de entablar conversación...

Así que me vine a inventar cualquier diálogo.  Y es hasta que lo escribí que me di cuenta.  Ese otro ciego, el de la historia, era sólo un reflejo.  El mío.

lunes, 28 de junio de 2010

Azul

Hoy leía una columna en elPeriódico; hablaba de una película italiana donde un niño que se queda ciego, cuando otro le pregunta cómo es el color azul, le responde: “El azul es como ir en bicicleta”.  ¿Qué te dice esa frase? ¿Cómo la entendés?

Personalmente me encantó, me atrapó.  ¿Cómo no llenarte de gozo por esa belleza? Qué maravillosa forma de expresión...  Hablando de colores y sus efectos en el ser humano, están esos que nos traen sensaciones, experiencias y percepciones muy queridas.  Recuerdos, memoria.  Nos permiten conectarnos, ensanchar nuestro ser, enlazar nuestra entidad con la realidad que percibimos.  Escucharnos.

Mi favorito es el azul.  Siempre lo ha sido, me deja una sensación de tranquilidad, de paz, de sosiego. 

Un azul me regala la paz.  Es la superficie de un lago en quietud, mientras gozando la infancia me veo sentado en la grama.  Esa tarde escucho los sonidos de la naturaleza, el croar de los sapos y el murmullo de los insectos.  Ni un alma alrededor.  Vacío, nada mas.  Una inmensa paz espiritual.

Otro que me da la tranquilidad del cielo despejado mientras ascendemos un volcán.  Una vista espectacular, el olor de los pinos, los pajonales.  Comienza a sonar la arena bajo los pies, empieza a mezclarse con la tierra conforme se va ganando terreno.  Tres horas caminando y todavía faltan otras dos.  Inhalar el viento, llenarse de azul.  Ese azul que refresca la subida, que amortigua el esfuerzo físico y mental.
 
Están también los azules de ese otro lago, el lago mágico.  Bohemia: Estoy lejos, en la montaña azul...  El azul del cielo y el azul del lago, cocidos con un hilo de viento, unidos por los volcanes.  Maravillosa vista que compartimos alguna vez, bajando por esa carretera estrecha y sinuosa.  Cuando juntos entramos a ese mundo mágico del cariño, de la memoria, con lo que se construye la vida.

Tahures zurdos: Mi boca es azul y mis ojos también son azules.  Sosiego.  Te apoyo, te tiendo mi mano...  Estoy contigo, jamás te haré daño.  Búscame cuando quieras, aquí estaré.  Afuera todos los miedos, estoy pleno de azul por dentro y no hay nada que pueda contra eso.

Ahora éste azul de una tarde de pereza en casa.  Nada por hacer, completa libertad, creatividad letárgica.  El cielo se nubla, jugar con el somnoliento fuego interno, casi extinto.  Solo brasas.  El gato está triste y azul.

En fin, para mi, "El azul es saber que a la vuelta de la esquina, encontraré algo nuevo, siempre!".

Y ahora te pregunto: ¿De qué color es tu memoria?

Si te dijera que en los muros crecen flores azules
Que silenciosamente azul es tu mirada
Cuando se pierde...
Azul
, Tahures Zurdos

sábado, 26 de junio de 2010

Primera vez

Hace muy poco que estamos juntos, y la verdad no me había pasado por la mente hacerlo.  Fue hasta hoy que me decidí.  Es que sentía un abatimiento, algo como una exasperación y no estaba seguro de que hacer.  Me sentía muy solo, mi mente no tenía sosiego...  Pensé que ella podría ayudarme.  Así fue que entonces, la traje a mi cama.

Con delicadeza y con cuidado, la dirigí hacia mi cuarto.  Encendí la luz, así me gusta mas...  Y como lo esperaba, se portó a las mil maravillas.  Sentir su aire caliente, su exhalación.  Tan cerca, encima de mí.  Lo disfruté, no puedo negarlo.  Me devolvió la tranquilidad.  No sabía cuánto lo necesitaba, pero su calor me reconfortó mucho hoy.  Y claro, quedó invitada a volver.

De hecho, todavía estoy aquí con ella.  No se por qué no lo hice antes, pues me sentí muy a gusto.  Lástima que tenga que terminar...  ni modo, de vuelta al escritorio.  Me sentí muy cómodo usando mi laptop en la cama.  Música, facebook, email, hasta escribí dos o tres ocurrencias, como ésta.  Pero bueno, ya es hora dee cargar la batería.

martes, 22 de junio de 2010

El Viaje

Titubeo indeciso.  Si comienzo este viaje, no podré volver a ser quien era.  ¿Estoy seguro?  No, pero igual ahí voy, abro la puerta...

Me dirijo hacia el Este.  Solo se que es para ahí.  Talvez noreste para ser exactos.  Encuentro un bosque, un bosque oscuro.  La tierra también es oscura, hasta se diría que negra.  Llena de piedras grandes, como las de San Pedro La Laguna.  Y el cielo está gris, nublado. 

Voy buscando algo.  Y hay alguien conmigo.  Lo se y lo siento; pero no lo veo.  Me dice que escarbe en la tierra húmeda.  Obedezco.  Comienzo a escarbar con las manos.  Al poco tiempo, encuentro una caja de cristal con los bordes dorados.  No se ve nada dentro, pero él me dice que la abra, que pruebe.

Tiene razón, adentro hay un polvo resplandeciente.  Un polvo brillante en una nube vaporosa.  Lo aspiro.  No siento nada, no hay ningún efecto.  En eso, la molestia...  El estómago revuelto, embotado.  Me da náusea y comienzo a vomitar.  Escupo un líquido rosa, como una gelatina que contiene el mismo polvo brillante.

El líquido va tomando forma, se vuelve una mariposa.  Gigante.  Instintivamente salto sobre ella y emprendemos el vuelo.    Atravesamos el bosque negro, aunque ahora no estoy seguro si es una mariposa y voy volando; o si es una mantarraya y estoy en el mar.  No, si estuviera en el mar no podría respirar.  Estoy volando.

Mi acompañante me dice que busque, que vea hacia abajo.  En el suelo, a mi derecha, está ella.  En el suelo, llora sentada sobre sus alas...

Continúa el viaje.  Tengo que encontrarla.  A la nutria blanca.  Sí, debo buscar una nutria blanca.  ¿Por qué?  Ella me va a decir lo que tengo que hacer.  Ya el vuelo es en sí mismo una experiencia liberadora, he alcanzado lugares innatos que no me permitía visitar.  La mente me hormiguea.

Mi acompañante me anima a que siga, que llegue a las márgenes del bosque, allá donde está el mar.  Lo hago y justo antes de llegar veo un pantano, un pantano con varios troncos tirados, esparcidos a lo ancho del lugar.  El cielo sigue gris, amenaza lluvia y hace frío. 

Bajamos, aquí es.  Allí está ella.  Me acerco caminando y sí, es la nutria blanca.  Le hablo, le pregunto qué debo hacer.  Con una sonrisa, me responde que debo desdoblarme.  ¿Desdoblarme?  ¿Cómo hago eso?  Bueno, lo intento y mi cuerpo se parte, se abre verticalmente como una funda y deja salir un niño!  Un niño blanco como la nutria, completamente blanco.  Hijo de la luna.

-Preguntále al niño, ¿Qué dice?  ¿Qué quiere?- me anima mi acompañante.

El niño me responde.  Dice que está bien, gracias.  Que llegamos a donde quería y que ya no hay nada que temer.  Que lo he cuidado muy bien y me agradece todo.  Después de esto, se aleja nadando con la nutria blanca.  Mar adentro.

Está saliendo el sol en el horizonte y el día se torna cálido.  Una lágrima recorre mi rostro.  Es la emoción.  La satisfacción del trabajo bien hecho.  Sonrío.

sábado, 19 de junio de 2010

Especial del día: Caldo chino

Otro día de turismo, sentado en el Hon's Wun-Tun House, la recomendación del Lonely Planet para Vancouver. Creo que el restaurante está en el corazón del Chinatown, la calle (Keefer Street) bien podría pasar por alguna calle en la China, con la mayoría de comercios con rótulos en chino y los transeuntes principalmente chinos (aunque aquí, ¿Dónde no hay?).

El menú bastante intimidante, escrito en chino y en inglés, mas de 300 platos para elegir (Esto sí que está en chino!). Y yo que me ataranto cuando tengo muchas opciones...

Primero decido pedir una cerveza "Canadian" para ganar tiempo de decisión. Después a bucear por la carta... Hay Pop Stickers (ni idea de que serán) pero la guía los recomienda. Mmm... creo que son complementos para los platos, así que mejor paso a algo más conocido: las sopas. Hay de todo, de carne, de camarón, de pescado, de cerdo, de pato, de tendón de carne, etc.

La señora que me atiende me trae un vaso con té, los palillos "reglamentarios" y un pequeño recipiente con una cuchara china (de esas plásticas blancas, cortas y algo anchas). y ahora, qué hago con el te? Me lo tomo del vaso, hay que servirlo en otro lado? Bueno, discretamente miro mejor para las otras mesas y me parece que mis colegas comensales han tomado del vaso. Doy dos o tres sorbos y se acerca la mesera (mejor dicho, yo la llamo con la mirada). Me animo a pedir la sopa con cerdo en barbacoa, camarón y dumplings -unos como wantan pero sin las alas- de carne.

Me trae la cerveza: mal comienzo, no está fría. Ni modo, a hacerle ganas. Decido tomarla de la botella (la copa que trajo es plástica y muy rayada, simplemente tiene mal aspecto).

El lugar es amplio e iluminado (mas con el buen día que hizo hoy), con unas siete filas de mesas para 4 o 2 personas. Las sillas de metal negro y el piso con azulejo blanco y gris alterno. Me asignaron una mesa cercana a la calle, y elegí sentarme viendo hacia afuera.

Hey, la señora que entró después que yo ya está comiendo y a mi todavía no me sirven... Ah cabal, aquí viene mi plato.

Los trozos de cerdo vienen hasta arriba de la sopa, comienzo entonces a revolver el plato para que algunos trozos queden hasta abajo. Esto para evitar comer solo fideos al final pues el sabor dulzón de la carne hace un buen contraste. Revuelvo la sopa con los palillos, buscando los camarones. No hay! Ah, entiendo. El famoso dumpling es de camarón y carne. Bueno, ni modo.

De ver, dan ganas...

Como siempre, me esmero en agarrar los palillos lo mejor que pueda y luego de disfrutar dos o tres rodajas de cerdo, comienzo a sufrir para comerme esos fideos delgaditos, cuesta un poco. Sin embargo creo que ya no soy tan malo para comer con palillos y agarro mi propio ritmo. Cuando me doy cuenta, ya casi termino. Escarbo para encontrar las rodajas de cerdo que queden y veo con satisfacción que me termino todos los fideos del plato.

Puede considerarse esto como un hito gastronómico (je), pues generalmente he dejado bastantes fideos, porque me cansaba de pelearme con la comida. A lo mejor fue la tranquilidad de comer solo y a mi antojo, y darme la libertad de sorberlos un poco...

Ya me trajeron la cuenta. C$ 13.50 incluyendo la chela. Me gustó mi almuerzo, algo cocinado y caliente para variar. Dejé Subway o McDonalds o una sopa Campbells con pan por un día, y sigo conociendo la ciudad. Ahora qué dice la guía? Ah si, al sector de los junkies...

viernes, 18 de junio de 2010

Adeus, Saramago

Te fuiste, amigo.

Desde tus escritos repletos de compasión, de preocupación por las prioridades humanas, de indignación porque cómo podemos vivir todavía en un mundo salvaje donde los niños mueren de enfermedades que ya sabemos curar (entonces, ¿Para qué sirve tanto avance?). Desde ahí forjamos una pequeña amistad.

Ya hace unos diez años leí El Evangelio según Jesucristo, me gustó por la forma irreverente (y humana) de tratar al profeta de los cristianos. Te lo agradezco porque nunca lo he sentido más cerca ni tuve mas simpatía por él, como en ese momento. Me gustó y lo quise mucho más así. Tan humano como cualquiera de nosotros. Como en efecto lo fue, al margen de la maquinaria publicitaria. Y así me confirmaste mi desconfianza por las religiones. Cualquiera de ellas. Burdos inventos del hombre.

Mas recientemente, disfruté tu Ensayo sobre la ceguera, esa ceguera metafórica, ese mar de leche en el que estamos inmersos, de la que muy poco nos damos cuenta. Ciego yo también, caminé de la mano de la esposa del médico, angustiado de percibir la descomposición del mundo. Del retorno a las necesidades básicas. De vuelta a nuestra animalización, pues.

La Caverna no me dijo mucho. O talvez me lo dijo todo. La alegoría de la caverna: La liberación de la esclavitud mental, el autoengaño, el engaño por poderes fácticos (gobierno, sociedad, religión, que cada quien le ponga nombre). Matrix.

Finalmente, me acompañaste hasta aquí. Tus escritos en El cuaderno me hicieron compañía durante los primeros días, esos decisivos en que me sentía un poco a la deriva, como náufrago en un mundo inexplorado e inmenso. Y hasta me sentí (magia del internet) colega tuyo, colega bloggero. Ilusiones.

Me recuerdo caminando hacia el lugar donde almorzaba. El día gris, lloviznando y frío y llevando tu libro bajo el brazo. Una vez mas, tu infinita compasión por la humanidad. Gracias por tu compañía.

Hoy leí la noticia. Debe ser la lejanía del hogar o no se que. Pero por un momento se me nublaron los ojos. Sentí que se fue un amigo. Un ser que me compartió su sabiduría de una manera cálida y familiar. Muchas gracias y hasta siempre, Saramago.

Y aquí no queda mas, para dar o recibir,
Y aquí no queda mas, solo morir...
Planeta Hola, Bohemia Suburbana

miércoles, 16 de junio de 2010

La Culebra

Eran las 19:22 del lunes recién pasado. Vancouver. O raincouver, por eso de que llueve mucho. Y sí, es cierto. El cielo gris, lloviznita, lloviznota; pero en este mes no he visto lluvia gorda. De esa que tenemos en el trópico. De esa no.

De repente, todo comenzó. Un ruido fuera de mi habitación de sótano, ahí por la ventana cercana al escritorio. Apago la música y me concentro en descifrarlo. Si, está lloviendo. Otra vez. Solo que ahora fue diferente.

Se oía un murmullo, un tipo de conmoción allá afuera. Qué raro, y peor aquí con estos chinos que ni bulla hacen... Abro la ventana y no veo nada extraño. Las casas enfrente, el cielo cargado de nubes grises y el frío. Ese frío metálico como guante de agujas.

Abro mi puerta, subo las gradas con los zapatos en la mano (ya saben que por la alfombra, no ando con zapatos dentro de la casa); me los pongo y salgo a la calle. La gente señala hacia el oeste... fue por allá, dicen.

Volteo a donde apuntan pero no veo nada. Camino hacia allá. Dos o tres cuadras, más gente saliendo a sus puertas, el murmullo sube de tono, ahora vociferan... Otros gritan. Sí, fue hacia allá, hacia el oeste! Camino rápido. Ahora mejor corro. Comienzo a correr.

Cinco, seis cuadras. Allá, fue por allá..! Ya estoy agitado, corriendo, empujado por la angustia ajena. Detrás de mi vienen otros, todos vamos a verlo.

Hay que apurarse! Se va a escapar! Esto se está convirtiendo en psicosis. Sigo corriendo. Ya me estoy cansando, me hubiera traído los tenis.

Nueve cuadras, parecen de hule. Sigue el frío. Sí, ahí está, ahí lo tienen!

Un callejón, hacia la izquierda. Una muchedumbre está ya reunida. Lo tienen arrinconado. En un garaje vacío de una casa de madera.

Me acerco y no veo nada. ¿Será que me meto entre la gente? Sí, ahí voy! Todos hablan, lo señalan. Todos lo miran con espanto. Yo también quiero ver! ¿Qué les pasa? ¿Qué es esto?

Apenas alcancé a vislumbrarlo. Su cuerpo esbelto y enroscado como de serpiente eléctrica, cuando en eso: el sonido... Un estampido. Ensordecedor. Violento. Me deja sordo y el luzaso me ciega. Retrocedo. Huyo. Huímos, despavoridos. Con la piel erizada y más asustado que nunca... Por la gran puta..! Qué fuerza..! Qué poder alucinante..!

Recupero la conciencia a las dos, tres cuadras. Dejo de correr... Paro. Respiro. Suspiro. Sí, eso era. Después de tanta llovizna, de tanta lluvia, por fin lo vi. Lo oí. El primer rayo. Mi primer relámpago en la ciudad. Y solo fue uno, no volví a oír mas. Qué raro.

lunes, 14 de junio de 2010

180 minutos de Mundial

07:00: Tengo que levantarme, hoy quiero estar con ellos.

07:03: Bueno, para arriba!

08:05: Salir corriendo a desayunar. Hoy comeré como pocos días. Jugo de naranja, huevos estrellados, tocino, salchicha, hashbrown, panqueques y café. Mmm...

09:10: Después de ese lujo de comida, de vuelta a la estación Royal Oak para llegar a Commercial.

09:45: Finalmente estoy aquí. Roma Sports Bar. Decidí ver el partido Italia-Paraguay en un ambiente italiano. ¿Otra forma mejor? No se me ocurren muchas!

El lugar está casi vacío (menos mal) casi dos horas antes. Escojo mi lugar (desde aquí puedo ver las 4 teles), dejo mi mochila y me dirijo al mostrador. "One chamomile tea, please". Es que en verdad qué desayunote, qué hambre voy a tener.

Estando en la espera se acerca un hombre mayor del otro lado del mostrador y le digo:
- What time is the match? 11:30 right?
- Yes, but this place will be full at that time.
- Ok, I think I will stay to watch it -como buscando su aprobación tímidamente-
- We will be glad to have you here... -mejor invitación no hay!-
- Thanks! -con una sonrisota-.

09:49: Abro la mochila, saco el periódico (Metro) y a aprovechar el tiempo.

Encontraron el cuerpo de una mujer en un parque (qué horror, hace unos meses encontraron otro y la policía no tiene pistas...).

09:50: Aparece un cuate que se sienta tres sillas a mi izquierda. Viene de azul, de seguro es italiano... Ah, también hay dos verdaderas muñecas sentadas justo frente a mí, como a tres mesas.

Renunció el titular de Energía porque no está de acuerdo con el nuevo impuesto provincial que se nos viene, el HST...

10:00: El lugar ya se está llenando. Una chava de pelo negro, liso me pregunta si el lugar a mi lado está ocupado.
-No! Please go ahead.

La chava de Crepúsculo dice que en la película que viene sí tienen sexo con el vampiro porque tienen un hijo... Ok, bien por ellos...

10:05: Ya a estas alturas no le pongo mucha atención al periódico... Le hablo? No le hablo?

10:10: Qué pisados..!
- It seems that we came just in time...
- (Sonrisa) Yes, it seems so...

Rápido cacha que no soy italiano (Naaah!) y su fuerte acento me dice que ella sí lo es. Se llama Isabella, vive en US pero está aquí por trabajo; aunque ya ha visitado Vancouver varias veces.
- And where are you from?
- I am from Rome.
- Oh! Then you feel like home (señalando el letrerote del AS Roma en la pared).
- Well, no. I am a fan of Lazio...

Nos echamos la platicada, ahora me toca contar a mi...

10:40: Un ancianito pide dos sillas y se sienta detrás de nosotros. Isabella le pregunta si está cómodo allí, nos cuenta que es Austríaco. Su otra silla permanece vacía.

10:45: Su esposa (otra señora mayor aunque no tanto) se llega a sentar a su lado.

10:50: La señora es bastante mas extrovertida que su esposo. Luego de responderle:
-The match is at 11:30, so we still have 40 minutes...
- Humm... that seems to be a Spanish accent... -Pajas! Después me contaría que oyó "Guatemala" en mi conversación con la italiana-
- (Sonrío) Spanish accent? Well yes, I am from Guatemala
- Oh! I love Guatemala! (acercando su silla)

Resulta que Anne (así se llama) estuvo en Guate hace 34 años, justo para el terremoto tenía 2 semanas de estar en Huehue. Ha de haber sido ahuevante... Le cuenta entonces a su esposo; quien sonríe y nos ponemos a platicar. Dice que fue a aprender español allá, que ha ido otras dos veces y que les gusta mucho La Antigua. Que ella vió Chichicastenango con todas las casitas de adobe y teja derrumbadas para el terremoto y que el gobierno canadiense envió láminas y madera para ayudar con la reconstrucción.

11:10: Ya con el lugar bastante lleno se sienta una pareja de personas mayores (unos 50) frente a mí, hablando en español. Les pregunto de dónde son. Peruanos. Están aquí hace veintitantos años, tienen dos hijos casi de mi edad, que cuánto tiempo tengo de estar aquí...

11:29: La señora peruana lleva hablándome hace 20 minutos (le presenté a Isabella, Anne y su esposo, claro) y no para de darme consejos de trabajo, de vivienda y del amor... jajaja. Típica madre latina. Noto que Isabella habla con el cuate que se sentó a nuestra izquierda, resulta que es argentino! Después de todo, nuestra mesa es internacional...

11:30: Comienza el partido. La mayoría de comensales se pone de pie para escuchar y cantar su himno. Les tengo una simpatía inexplicable a los italianos. De oírlos y presenciar su orgullo, me dan escalofríos...


"Fratelli d´Italia"

11:50: El partido ha sido bueno, Paraguay me ha sorprendido gratamente y comentamos las incidencias con la italiana. Reímos.

12:00: Después de un rato de ver ir y venir la pelota, me comienzo a aburrir...

12:09: Tragedia! Cae el gol paraguayo (buen gol de cabeza). El lugar es un cementerio. Prefiero no comentar nada con Isabella...

12:15: Termina el primer tiempo.
- I think you will get them... It will be a draw... -le digo a mi vecina, medio profético y medio de consuelo.

Pasamos los quince minutos hablando con la señora peruana (se me olvidó su nombre) y Anne. Aunque mas con la peruana...

12:30: Segundo tiempo. Espero de verdad que empate Italia. Creo que sería lo más justo (aunque claro, el fútbol no es de justicia sino de meter goles). Pero todos están aquí sufriendo, jajaja.

12:49: Corner. Agarro la cámara, creo que éste puede ser. El tiro, el portero paraguayo pasa de largo y... gol!!! Se levanta medio mundo a gritarlo, yo comienzo a tomar fotos y video...


Gol italiano!

Se respira el alivio entre los italianos.
- You can breathe again, now.
- (Sonríe). I knew they will score, eventually...

13:15: Después de mejorar su juego en el segundo tiempo y arrinconar a Paraguay, Italia no logra marcar y termina el partido. Empatados. Suspiro aliviado. Creo que fue lo mas justo.

13:16: Se comienza a levantar todo mundo, aprovecho para tomar otras fotos.
Anne: Good luck in your job search, welcome to Canada!
Isabella: It was nice to meet you, good luck...
Sra Peruana: Bueno, mucha suerte en tu búsqueda, y mucho gusto!

13:30: Mientras almuerzo dos pedazos de pizza y un jugo de toronja, sonrío. No pude encontrar mejor lugar para disfrutar este momento. Italia, Austria, Perú, Argentina, Guatemala, Canadá, estamos en el mundial señores!

Le pregunto al argentino que dónde ven los juegos de su selección.
- En casa. -Me responde-
- Ah. ¿Y dónde lo verán los brasileños?

sábado, 12 de junio de 2010

30 días

Un mes... qué rápido pasa el tiempo. Hoy cumplí un mes de estar en Vancouver, luego de concretar mi sueño de vivir en una ciudad con uno de los mejores índices de vida y desarrollo en el mundo. Un mes y yo siento que he hecho tan poco aquí, que el tiempo no ha sido suficiente. A ver:

He comido cocina hindú, japonesa, taiwanesa, china, italiana, ucraniana, de singapur, vietnamita. También he comido en Subway, McDonalds, Burger King, Arbys, Pizza Hut y Hot dogs de carreta...

He vuelto a mis días sin carro, y así he tenido que habituarme a hacer el súper en 2 o 3 viajes, a andar en el transporte público -claro, mucho más cómodo, limpio y seguro-; me he acostumbrado a meter en una mochila el libro, la revista y el paraguas, y ocasionalmente la cámara, al salir. Esa mochila me ha acompañado a tantos lugares ahora.

He vivido en dos lugares de Vancouver, inicialmente en Surrey a unos 25-30 kms del centro -por la distancia se me hace como Sn José Pinula a Guate- y ahora en East Vancouver, mucho más cerca del downtown a unos 6 kms -digamos tipo zona 9?-.

Conseguí mi apartamento en 3 días de búsqueda, 2 online y uno de "excursión". Con todo lo indispensable, cómodo, céntrico y en una ubicación muy agradable.

En ambos lugares fui extendiendo mis pasos día a día, para conocer lo que había en las proximidades (recuerdo que en Surrey el primer día caminé tres o cuatro cuadras hasta el community center, el segundo día me moví en bus hasta el Central City Mall, y el cuarto día ya me fui hasta el downtown en bus y skytrain). Aquí en East Vancouver fue una historia similar, aunque ya tenía mucha mas confianza para moverme en el skytrain.

He aprendido a andar en el skytrain y conectar con los buses hacia distintas partes (claro, el skytrain es facilísimo, y mucho ha servido el Google Maps). Desde el principio me sentí muy confiado -salvo el primer día, claro- de ir y venir; y en términos de seguridad, 100% tranquilo (ya anduvimos hace dos viernes a media noche en el tren, la seguridad y tranquilidad de hacerlo simplemente no tiene precio).

Pude conocer lugares icónicos de la ciudad como el seawall y el acuario en Stanley Park, English Bay, Canada Place y Coal Harbour en Waterfront, North Vancouver, el jardín Dr Sun Yat-Sen en Chinatown, el jardín botánico Vandusen, Commercial Drive, Granville Island...

Al idioma creo que ya estoy muy habituado, tanto que ya comencé a pensar en inglés y de hecho, la semana pasada tuve un sueño en inglés... Creo que dentro de poco voy a entender mejor las lyrics de las canciones que me gustan pero que nunca he comprendido del todo (siempre ha sido un cuco).

He hecho nuevos amigos (Carol, Andy, Antonio, Thelma, sus hijos, Fernando y Claudia); a todos les agradezco por recibirme como lo han hecho, cada uno me ha ayudado en este proceso de adaptación que no todos los días es fácil.

Algo que me ha costado trabajo es el aceptar y concretar la oportunidad de reinventar mi vida, de abrir mi mente a nuevos campos que a lo mejor antes me llamaban la atención pero que no podía darme el "lujo" de elegir o siquiera explorar (por miedo a no mantener el nivel de vida, etc.). Este ha sido el reto mas grande que estoy viviendo y enfrentando y siento que ahora lo he aceptado; y ya me toca comenza a caminar. ¿Hacia dónde? Aún no lo sé con certeza, pero ya eso es muy estimulante... Además, ¿Qué mejor lugar para reinventarse que éste?

Claro, no será algo que haga a la ligera (al fin de cuentas, es mi futuro!). Quienes me conocen ya saben que me gusta pisar terreno firme; así que ya tengo mis resultados de evaluaciones de intereses, valores y habilidades como base para mi nueva vida. Idealmente espero que sea mi vida y mis gustos lo que dicten mi profesión, y no al contrario...

Por último, he tenido la alegría de compartir mis aventuras (grandes y pequeñas) con mis seres queridos, tanto mi familia como mis amigos. Por teléfono, por mensajito, por e-mail, facebook, skype, el blog... Hay tantas maneras de comunicarnos que en gran medida facilita también esto de estar lejos. Aunque nada pueda reemplazar la calidez de un abrazo...

Al final de cuentas, veo que no es tan poco lo que he logrado en 30 días, se que estoy en buenas manos y que paso a paso iré construyendo mi nueva vida aquí en Canadá. ¿Que si extraño mi vida en Guate? Por supuesto! Hay tantas cosas nuevas y tanta incertidumbre que simplemente no lo pienso tanto o me quedaría paralizado... Pero tengo la certeza de que me va a ir bien y de que seré feliz haciendo lo que me guste.

Así que muchas gracias a todos quienes han estado pendientes de mi, otra vez les agradezco todo su cariño. Sepan que aquí estoy bien y feliz, que voy paso a paso y un día a la vez; y que ya suman 30...

"Don't worry, about a thing
'cause every little thing, gonna be all right..."

- Three Little Birds, Bob Marley

lunes, 7 de junio de 2010

Receta para un domingo lluvioso

Domingo en tu ciudad adoptiva y sin ningún plan en particular:

1. Levantarse temprano. Sólo porque hoy era la final de Roland Garros. Qué bueno, ganó Nadal. Luego echarse un pestañazo -Es que comenzó a las 6:15 -y domingo!-.

2. Después de desayunar revisar el e-mail, el facebook y recordar la promesa de salir a correr hoy... Vaa pues...

3. Ya casi a medio día, ponerse la pantaloneta, la playera y los tenis, el iPod, los lentes oscuros y rezar porque el día esté tan soleado como estuvo ayer.

4. Al salir, lamentar que hace frío y está bien nublado, ya casi lloviendo -Shit...-. Bueno, como dice Antonio, por algo a esta ciudad le llaman "Raincouver"... Ni modo, a correr.

4b. Admirar las casas tan bonitas del sector, la naturaleza y el buen mantenimiento de todo; al llegar a la mitad de la ruta pensar "Bueno, no estoy tan echo lata... y eso que no corro hace 2 semanas!"

4c. Cambiar la canción del iPod -Ésta está muy tranquila-, doblar en el último sector y... a parir la última subida de regreso!

5. Luego de la bañada, buscar en el Google maps los restaurantes que no haya visitado que estén cerca del sector -Ah! Hay una Pizza Hut aquí abajito, ahí voy a ir...-.

6. Tomar el bus #16 en la estación a una cuadra de la casa, para evitar caminar seis. Como ya compré la "FareCard" que incluye todos los buses y el tren en 2 zonas por un mes -C$ 110.00, eso sí-, solo hay que enseñársela -la tarjeta- al chofer al subir al bus. Bajarse antes de la intersección Renfrew St y Grandview Hwy. -Mmmm... ya comenzó a lloviznar-.

7. Escoger el almuerzo (Té frío -a falta de Rosa de Jamaica-, Lasagna y pan con ajo: C$ 12.50). Admirar lo guapa que está la mesera y devolverle la sonrisa cuando pasa.

Nota: No olvide llevar con usted un libro, revista o algo para pasar el tiempo. Si no, que aburrido!

8. Amagar con pedir un postre pero recordarse que en el McDonalds que está enfrente los cubiletes con arándanos y el café (blueberry muffin & coffee...) están buenos ...y baratos. -A propósito, todavía no he encontrado champurradas-

9. Salir del restaurante después de esperar a que se llevaran la cuenta con el pago; y caminar hacia el lado contrario de donde venía, buscando extender el conocimiento de la zona y porque ¡Hay que hacerle honor al nombre del blog!-. -Sigue lloviendo... Menos mal que me traje el paraguas.-

10. Darse cuenta que hacia el Oeste, la Grandview Highway no tiene mayor cosa, es solo un barro residencial. Pero igual seguir caminando porque en el Google maps había un parque con una lagunita... Trout lake creo...

11. Llegar al cruce para el Trout lake y pasar de largo. Hay un puente mas adelante; a ver qué hay por ahí... -Sigue lloviendo y ya sentí frío en los pies. Ya le entró agua a los tenis!-

12. Encontrarse con Commercial Drive! -Mmmm... aquí voy a buscar un lugar para tomarme un cafecito y el cubilete-.

13. Admirar la diversidad de lugares en Commercial Drive: Retro Rock Vintage Clothing, JJ Bean Coffee, Cafe Deux Soleils, Rinconcito Salvadoreño, Urban Grain Pizza, Prado Café, Starbucks... -Pero todo está lleno, yo quiero algo afuera..! Ah! Aquí hay una mesa vacía... Waves Coffee... Aquí me quedo!-.

14. Después de comprar un café americano y el cubilete de arándanos (C$ 4.50), sentarse afuera a contemplar el ir y venir de la gente. En serio que en diversidad y movimiento, Commercial Drive tiene algún parecido con la Santander. Aunque aquí está mas vivo (hay música por varios lados); se extraña la magia de tener "El lago más hermoso del mundo" -con todo y cianobacteria- al final de la calle... -Sigue lloviendo...-

15. Leer uno de esos periódicos gratis que hay en las cajas dispensadoras en algunas esquinas. Las últimas páginas de "servicios de masajes" son ilustrativas: Dominatrix, Asian pleasures, Gay... Definitivamente hay variedad.

16. Confirmar que aunque está lloviendo (que es una constante aquí) la gente anda despreocupada, de arriba para abajo, muy acomodados a la lluvia. Las patojas andan en pantaloneta, como que hubiera un gran sol... Hay que aprender a acoplarse entonces (Claro, si en esas estoy!).

17. Caminar de vuelta para tomar el tren en la estación -Muy cansado caminar de regreso...-, y meterse a una tienda de libros usados. Confirmo que necesito de algún referente cultural en inglés (así como para la cultura en español lo fue elPeriódico para mí) para conocer qué autores hay que leer...

18. Salir de la librería y encontrarse con un grupo tocando música andina. ¡Demasiada nostalgia como para no aprovecharla! La quena y su sonido profundo que siempre me transporta a Los Andes, aunque nunca haya estado ahí... -Menos mal no tocaron "Luna de Xelajú" o "Lágrimas de Telma" porque me pongo a llorar ahí enfrente de todos-. Luego salen a bailar la música 3 chicas que definitivamente son latinas... Disfrutar el ratito, aplaudir, pedir más. Ah! Al fin dejó de llover.

19. Después de encontrar lo que estaba buscando hoy, regresar satisfecho con que el día no se desperdició, que valió la pena la caminada bajo el agua... Ah y que la próxima vez me cambio la ropa, ando en pants y playera, según yo no iba a salir mas que a la esquina...

"La ciudad donde vivo es un ogro con dientes de oro,
una amante de lujo que siempre quise seducir..."

Corazón de Neón - Orquesta Mondragón

martes, 1 de junio de 2010

Conversación en el bus

Salí del motel en Surrey ya casi a la hora de comer. Como todos los días en esta ciudad, el ambiente estaba frío y el cielo gris.

Luego de montar el bus y pagar los C$2.50 en la cajita esa que sólo acepta "exact change", caminé hacia adentro. Me senté distraídamente en uno de los lugares del medio, tratando de ajustar el volumen del iPod (Rock en español, por supuesto). En esas estaba cuando me dí cuenta que mi vecina de asiento me veía con curiosidad.

De verdad no se cómo no la noté antes, siendo que tenía rasgos latinos y considerando también que la mayoría de residentes en Surrey es hindú. Aquí el curry en la cocina, y Prasad o Chitra como nombres son comunes. Y se habla inglés con un fuerte acento. En resumen, resaltábamos como luciérnagas, aquí los exóticos eramos nosotros.

-Hace frío, ¿Verdad?
-Un poco -respondí, un tanto escéptico de encontrar una latina por acá-. Pero a mí me gusta el frío.
-Ah, yo prefiero el calor...

Una sonrisa un tanto coqueta me hizo comprender que ella disfrutaba la conversación en español.

-Y de dónde es usted?- Me animé a preguntarle.
-Ah yo vivo aquí hace casi 10 años. Me vine joven, de mi país. El Salvador.
-Aaah, usted es de El Salvador? Qué bien, mi abuela era de Sonsonate...
-Tenemos raíces comunes entonces- Me respondió, soltando una risa.

Esa risa me hizo sentir más confortable en el, ya para ese momento, cálido bus.

Hablamos de muchas cosas, de cómo vine a parar aquí. Mis planes, mis ilusiones, mi forma de ver el mundo. Ella sabía escuchar muy bien. Era una sensación extraña, pero sentí como si la conociera de siempre. Y disfruté muchísimo el estar ahí con ella. Su presencia era confortable, casi sentías que te abrazaba.

-Mire qué alegre encontrarme a una "vecina" hasta aquí. Qué rico poder hablar en español!- Sonreí.
-Pues talvez sí. Aunque aquí se acostumbra uno. A todo se acostumbra uno...

Luego de parar unos minutos en la terminal de Newton, el bus continuó su marcha hacia King George Station. 10 minutos mas.

-Y usted es casado?-. Me sorprendió lo súbito de su pregunta.
-No usted, solterito. Creo que eso me facilitó venir a parar aquí. Y usted?
-Ah yo soy casada. Tengo 4 hijos, y estoy esperando el quinto.
-Alagran! ¿En serio?- Lo único que pude responder, considerando las dificultades que eso implica...

Ví cómo se le iluminó el rostro mientras decía con orgullo:
-Si. El mayor tiene 8 años, viera cómo es de inteligente! Y muy aplicado. El segundo y tercero son unos diablillos, pero son lindos mis nenes. La cuarta tiene dos años, es una bebé aún, pero sé que tiene un gran corazón. Y la quinta... bueno la quinta viene en camino.

Yo volví a verla mejor, pues no se notaba su embarazo. Para nada.
-Y usted ¿Cómo sabe que es nena?
-Simplemente lo se. No me haga caso.

Reímos. Una mujer atractiva, definitivamente. Bastante joven para la cantidad de hijos que decía tener. Y había algo en su mirada, algo en sus facciones... que me era irresistible no mirar. Percibí que ella sentía algo parecido. Algo como
una afinidad añeja, un cariño dormido.

-Ha de ser difícil la vida aquí con 4 niños...
-Es duro. Hay que sacrificarse bastante. Pero si los viera, cómo han crecido.
-Me imagino, yo vengo de una familia grande también. Somos siete... Y viera cómo me costó separarme!

Ahora bajó un poco la cabeza, pensativa.
-Lo importante- me dijo, -es que no pierdan el contacto. El cariño. Quiéranse mucho, y nunca pierdan la alegría, la emoción de ser una familia.-
Sólo sentí cómo se me nublaron los ojos mientras tragaba con dificultad.

Casi al llegar a la estación, ella me dió un beso en la mejilla. Puso su mano en mi rostro delicadamente y me dijo:
-No temas, todo va a salir muy bien...

Luego se levantó y caminó hacia la puerta. Justo antes de que bajara del bus, atiné a balbucear:
-Cuál es su nombre?

Mirándome fijamente a los ojos, con un asomo de sonrisa y una ternura infinita, me respondió:
-Adela, me llamo Adela. Pero me dicen Gloria.





Para la Abuelita Gloria (+), con mucho cariño.