martes, 22 de junio de 2010

El Viaje

Titubeo indeciso.  Si comienzo este viaje, no podré volver a ser quien era.  ¿Estoy seguro?  No, pero igual ahí voy, abro la puerta...

Me dirijo hacia el Este.  Solo se que es para ahí.  Talvez noreste para ser exactos.  Encuentro un bosque, un bosque oscuro.  La tierra también es oscura, hasta se diría que negra.  Llena de piedras grandes, como las de San Pedro La Laguna.  Y el cielo está gris, nublado. 

Voy buscando algo.  Y hay alguien conmigo.  Lo se y lo siento; pero no lo veo.  Me dice que escarbe en la tierra húmeda.  Obedezco.  Comienzo a escarbar con las manos.  Al poco tiempo, encuentro una caja de cristal con los bordes dorados.  No se ve nada dentro, pero él me dice que la abra, que pruebe.

Tiene razón, adentro hay un polvo resplandeciente.  Un polvo brillante en una nube vaporosa.  Lo aspiro.  No siento nada, no hay ningún efecto.  En eso, la molestia...  El estómago revuelto, embotado.  Me da náusea y comienzo a vomitar.  Escupo un líquido rosa, como una gelatina que contiene el mismo polvo brillante.

El líquido va tomando forma, se vuelve una mariposa.  Gigante.  Instintivamente salto sobre ella y emprendemos el vuelo.    Atravesamos el bosque negro, aunque ahora no estoy seguro si es una mariposa y voy volando; o si es una mantarraya y estoy en el mar.  No, si estuviera en el mar no podría respirar.  Estoy volando.

Mi acompañante me dice que busque, que vea hacia abajo.  En el suelo, a mi derecha, está ella.  En el suelo, llora sentada sobre sus alas...

Continúa el viaje.  Tengo que encontrarla.  A la nutria blanca.  Sí, debo buscar una nutria blanca.  ¿Por qué?  Ella me va a decir lo que tengo que hacer.  Ya el vuelo es en sí mismo una experiencia liberadora, he alcanzado lugares innatos que no me permitía visitar.  La mente me hormiguea.

Mi acompañante me anima a que siga, que llegue a las márgenes del bosque, allá donde está el mar.  Lo hago y justo antes de llegar veo un pantano, un pantano con varios troncos tirados, esparcidos a lo ancho del lugar.  El cielo sigue gris, amenaza lluvia y hace frío. 

Bajamos, aquí es.  Allí está ella.  Me acerco caminando y sí, es la nutria blanca.  Le hablo, le pregunto qué debo hacer.  Con una sonrisa, me responde que debo desdoblarme.  ¿Desdoblarme?  ¿Cómo hago eso?  Bueno, lo intento y mi cuerpo se parte, se abre verticalmente como una funda y deja salir un niño!  Un niño blanco como la nutria, completamente blanco.  Hijo de la luna.

-Preguntále al niño, ¿Qué dice?  ¿Qué quiere?- me anima mi acompañante.

El niño me responde.  Dice que está bien, gracias.  Que llegamos a donde quería y que ya no hay nada que temer.  Que lo he cuidado muy bien y me agradece todo.  Después de esto, se aleja nadando con la nutria blanca.  Mar adentro.

Está saliendo el sol en el horizonte y el día se torna cálido.  Una lágrima recorre mi rostro.  Es la emoción.  La satisfacción del trabajo bien hecho.  Sonrío.

4 comentarios:

  1. Tus relatos se me estan volviendo una adiccion...tiene ese elemento que hace sean esperados, al ver en FB que hay uno nuevo rapido dejo de hacer lo que hago para leerlo, lo leo una ves, dos veces, a veces hasta tres, se los leo a los chicos, les digo " mucha Paco Pedro de la Mar volvio a escribir..." se sientan atentos y se los leo de la mejor manera que puedo para que sientan y vivan esa adiccion a un buen relato, tratan afanosamente de entender y de relacionar, eso los hace vivos, llenos de energia, son eso....sonetos, prosa narrativa, poesia, pensamientos, vivencias, relatos, cuentos...son todo.
    Sigue adelante...llenando mi adiccion a leer un buen relato...Paco Pedro de la Mar..!

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  2. Nuevamente una deslumbrante metafora que me hace soñar y volar a tu lado atravez de el magico e interior significado que puedo definir por mis pensamientos y conocimientos propios y hacia vos, Me parece excelente y muy profundo; se epoco de arte y aùn sin realizar cosas como pinturas de la forma tan perfecta como mi mente las proyecta solo yo se el significado de cada movimiento de mi muñeca con el pincel que me es similar a mi propia imaginaciòn de tu magico y conmovedor relato...

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  3. Fantástico relato metafórico... me encanta cómo llegan a tí las palabras en este momento tan definitivo en tu vida... y es que la vida está llena de continuos momentos... y es en ellos en los que vivimos.

    Cuéntame niño blanco, hijo de la luna... qué aventura emprederás ahora? sobre qué pradera volarás?

    Abrazos de verano... Carol.

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  4. Muchas gracias por sus comentarios mucha, alimentan mi espiritu y es como una palmada que me da el entusiasmo de poder transmitirles algo, que cada quien interpreta a su modo. :) Un abrazo a todos...

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